Texto
extraído de: Vidas rotas. Crímenes contra mujeres en situaciones
de conflicto, Editorial Amnistía Internacional (EDAI), Madrid,
2004, pp. 60-61 (publicado originalmente en inglés en 2004 con el
título Lives blown apart. Crimes against women in times of
conflict)
"La
población civil de la región oriental de la República Democrática
del Congo ha sufrido a diario violaciones sexuales y otros crímenes
de guerra, crímenes contra la humanidad y otras violaciones graves
de derechos humanos; esta región ha sido escenario de las acciones
de combatientes pertenecientes a una veintena de facciones armadas
que luchaban por el control del territorio y sus recursos.
Miles
de mujeres congoleñas de todas las edades, incluidas niñas de corta
edad y mujeres de edad avanzada, han sido víctimas de violación,
secuestro o esclavitud sexual. A muchas víctimas las han amenazado
de muerte y les han propinado puñetazos, puntapiés, golpes con
palos y culatas de fusiles o latigazos. A algunas mujeres les han
insertado en la vagina fusiles, cuchillos, trozos de madera afilados,
cristales o clavos oxidados, piedras, arena o pimientos. Otras han
recibido disparos durante la violación o después de ella, en
algunos casos en los genitales.
Se
calcula que menos del 30% de la población congoleña tiene acceso a
una asistencia médica ni siquiera básica. Debido a la destrucción
de la infraestructura de asistencia médica en el este del país, la
mayoría de las mujeres que sufren heridas o enfermedades causadas
por la violación –algunas de las cuales pueden ser mortales- no
pueden acceder a un tratamiento médico adecuado.
Las
lesiones físicas que muchas de ellas han sufrido requieren
tratamientos prolongados y complejos. Muchas supervivientes de
violación sufren: infección de VIH y otras enfermedades de
transmisión sexual; prolapso uterino (desplazamiento del útero
hasta la vagina o más abajo); fístulas y otras lesiones en el
sistema reproductivo o en el recto, a menudo acompañadas de
hemorragias o secreciones internas y externas; incontinencia urinaria
o fecal; fractura de pelvis; infertilidad; trauma psicológico y
dificultades para mantener relaciones sexuales normales; dificultades
en el embarazo y el parto; y periodos menstruales prolongados
acompañados de dolores severos.
[…]
El
gobierno de transición de la República Democrática del Congo ha
demostrado indiferencia ante la cuestión de la violencia sexual y la
violación masiva en el este del país y, salvo algunas condenas
públicas aisladas, no ha mostrado signo alguno de que tenga
intención de impedir la violencia sexual ni de conceder prioridad al
cuidado y el resarcimiento para las supervivientes. Las autoridades
tampoco están tomando medidas significativas para abordar la
cuestión relacionada de la creciente crisis de VIH/sida en el país.
Aunque
el gobierno y la comunidad internacional han dedicado considerables
esfuerzos y fondos a la planificación de las elecciones generales en
la República Democrática del Congo, la prestación de la asistencia
médica básica en el este del país sigue dependiendo casi por
completo de organizaciones no gubernamentales locales, nacionales e
internacionales que están sobrecargadas de trabajo y carecen de
fondos y capacidad para satisfacer las necesidades del conjunto del
país".
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